Barna, 17 J

A mí, como a la hermana de Robert -el aficionado oriundo de Michigan, afincado en Nueva York, que vino el sábado expresamente para ver a José Tomás, y que ha vuelto hoy a la Gran Manzana, oletushuevos, también se me encogió el corazón al ver petados los aledaños de la Monumental una hora y media antes de empezar el festejo. «Toro éstou es por José Tomás», decía Kimberly con su acentazo guiri casi entre pucheros . Porque ella, como Robert, es muy de José Tomás. Oletusovarios, Kimberly.

Y más se me esponjó el corazón cuando, apretujados en la puerta de cuadrillas para ver llegar al de la nariz respingona, un aficionado sesentón me contaba, con el sentimiento en la mano, que andaba lleno de nostalgia porque lo que vivía en ese momento le recordaba a lo que allá por los años 5o vivió con Chamaco. Y faltó asín para que el agua que se acumulaba en sus ojos enrojecidos hubiera resbalado arrugas abajo. Sólo se acercó a mirar y a dejarse atrapar por sus vivencias de juventud. No tenía entrada y se iba a ver el fútbol. La programación para turistas con que Balañá enmierdó la Monumental en los 70 lo echó de la plaza… y hasta hoy.

Y jamás de los jamases una ovación me ha hecho tanto daño como la que le pegamos a José Tomás cuando asomó por el portón de cuadrillas. Aquel batir de palmas fanático me sonaba a metal. No sé por qué, pero a metal. Y como diría mi amigo Alan, se me cayeron los huevos al suelo.

Los que sigue teniendo nariz respingona, que es el mismo que se fue, con cara de más viejote, un pelín desmejorado, muy flaco, tristón, pero con el mismo ansia de convertir cada una de sus actuaciones en una cuestión de vida o muerte. Igual de ceñido y de empecinado en no perder un paso, igual de patético y solemne. Igual de tropezado que en sus últimos años. Pero cuando te tropiezan la muleta por ansia de correrla a una uña del morro, y por esperar hasta el infinito a que el toro meta la cabeza, ¿De verdad es tan grave? Sigo sin entender que la gente jalee más unos estatuarios o unas manoletinas que una tanda de naturales, pero de eso no tiene culpa él. No se le ha olvidado torear, ni a mí emocionarme con su toreo. Y hay que ir recordándole lo de matar por arriba.

Cayetano, precioso por momentos, siempre frágil. Los lapazos sublimes que por allí dejó -unos cuantos, y una estocada al encuentro para no olvidar- no me quitaban de la cabeza el presentimiento de que esa forma tan delicada de deslizar la muleta -¡cómo templaba a veces el tío!- le va a servir de nada cuando uno de rizos salga exigiendo de verdad.

Y Finito… allá él. ¿No hay un refrán que dice Ande yo caliente y ríase la gente? Pues nada, nada.

7 Respuestas a “Barna, 17 J

  1. Fue un gran día. No sólo por lo acontecido en el ruedo, sino por lo que tuvo de proclamación de amistad.
    Robert y Kimberly son «de traca».

  2. Juan Miguel Sánchez Vigil

    Solo gracias.
    Día inolvidable entre tantas mentiras.
    Otra vez gracias… y cuando alcance de nuevo la juventud quiero ser como vosotros.
    Y al que gritó Viva Franco en el tendido del 3 no le hizo caso ni Dios… ni Dios.

  3. Día memorable por muchas cosas. Hay que ver… lo que es capaz de mover el toreo

  4. Me alegro que disfrutaráis mucho. A ver si este vuelve en plan serio.

  5. Oye qué tarde Isra. Una pena no haberte podido ver pero fue completa por todo lo que sucedió, sin olvidar lo principal, que un tió toreó como yo recordaba. Aún mejor, quizás

  6. Israel,

    Que sorpresa!

    Fue todo un placer conocerte. Fue realmente un dia inolvidable.

    Que ovacion y que oles. .. me dolio la garganta despues. JT se entrego totalmente pero es cierto que en su proxima actuacion los aficionados no deben ignorar los muchos enganches y los bajonazos (si hay…ojala que no).

    Saludos.

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