Archivo de la categoría: Vivir el Madrid más castizo

Lo que dan de sí dos horas de pateo por Madrid

Hay quien piensa que Madrid en agosto es algo así como la muerte. Nada más lejos de la realidad porque calor, como en cualquier otro sitio del interior y a partir de ahí queda una urbe inmensa con la mitad de la mitad de gente que la rompe cuando no es julio ni agosto. En verano Madrid se esponja y se hace más vivible que nunca.

La otra tarde que el cielo estaba tontorrón me he pegao una pechá a andar sin rumbo, y a rotulador grueso y con la sola ayuda de mi memoria inmediata -y mi birriosa cámara de retratar- ha dado de sí tal que ésto: Sigue leyendo

Vivir en el centro

Juro solemnemente que vivo en el centro de Madrid. Me asomo por el balcón, miro a la izquierda y tiro esta foto. Qué cerquita están las ‘eras’ de Madrid del centro.

San Isidro Labrador y su afición a los toros

DOCUMENTO INÉDITO que arroja nuevos datos sobre la vida del santo patrón.

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[Juanmi, el día en que dejes de sorprendernos será porque el tal cambio climático ese ha ganado la partida y ya no queda ni Fraga en la faz de la tierra]

Mira, frustradillo

No sé quién es más párvulo: si él -por razones más que obvias- o yo, por seguirle el juego. En cualquier caso, ahí dejo este vídeo para que algunos se enteren de que todavía no ha nacido el Escolar al que le tenga que robar los titulares. Qué tontería, Dios mío, qué tontería. Y qué ganas que me tiene el pobre, qué envida y qué frustración. Y cuánta mediocridad, y cuándo odio. Y qué valiente. El enlace lo tendréis que buscar en el ranking de los blogs menos visitados, que aquí no.

El en segundo 50 del vídeo, más o menos, está el tomate.

Los rojos toman Madrid

A cuatro horas del España – Dinamarca la Plaza Mayor era suya, hasta los balcones.

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Domingo rastrero

Calor -sí, calor-, carteristas, guiris que se quedan sin la cartera, cosas que se compran y se venden, bares de poco lustre. Y gente. ¿Gente? Puf, pa una boda.

Del garbeo dominguero por el Rastro, además de unos cordones para las botas y de una tarrina de CD’s, me he traído para abrir una cuenta en Flickr.

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El café de doña Rosa

 

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El Café Comercial es el café de doña Rosa, uno de tantos personajes que pululan por esa novela construida a base de celdillas y que comienza, precisamente, en este Café Comercial que lo es de doña Rosa en el relato de ficción que de forma tan cruda y magistral recoge el Madrid mísero de la posguerra, y cuyo autor, en un anuncio de la Guía Campsa, ante un plato de pochas, le decía, con tono de mala hostia -el único que tenía-, a una muchacha famélica: «Come, niña, que estás muy flaca».

Gallifante para el primero que ponga título y autor de la novela.

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