Creo que fue el año de su retirada (allá por el dos mil y pico), pero de lo que estoy seguro es de su grana y oro y de un castaño cabrón, serio como su padre, de Alcurrucén. Y de que sucedió en Madrid, por supuesto. Zabala le escribió una crónica preciosa titulada como este post. Sí, había vuelto el José Tomás del trienio cabal (Zabala dixit, también), mucho mejor que el de las puertas del Príncipe, la verticalidad y la emoción por la vía del no dominio.
Antes de leer nada sobre su actuación en Valencia me desvirgo con el vídeo de Burladero y vuelvo a encontrar a aquel viejo guerrero. Luego ya leo (por encima) y encuentro que no he sido el único en notarlo. Doy gracias al Altísimo, que no soy matador de toros.
Por cierto, ¿habrá salido alguna tanda de naturales en los telediarios, o sólo el brindis a Camino? ¿Estatuarios y manoletinas, al menos?